Como siempre Rubén Uría clavandola
http://es.eurosport.yahoo.com/futbol/ruben-uria/article/19758/El retratodom ene 30 22:53
Se avecinan tiempos de cuchillos largos en el Real Madrid. Pero antes de entrar de desbrozar a qué se dedicó exactamente el Madrid de Mourinho en Pamplona, conviene recordar una reflexión personal que un técnico realizó hace unos ocho años. Un refutado técnico concedía una entrevista en la víspera de un partido europeo que le enfrentaba al cuadro blanco y cuestionado acerca de ser algún día entrenador de la Casa Blanca, respondió con firmeza: "Entrenar al Real Madrid es muy fácil. Tiene tantos y de tanta calidad que su entrenador podría colocar de titulares a los once primeros que llegaran a los entrenamientos". (*) La sentencia, tan cruda como real, apenas tuvo repercusión en los medios de comunicación, conscientes de que aquel técnico se ceñía de manera escrupulosa a la realidad. Entrenar a un club todopoderoso como el Real Madrid, con jugadores de gran calidad, tiene un mérito relativo.
Ahora sí, vamos con el "retrato" del Madrid en Pamplona. José Mourinho, ser superior mediático pero gran desconocedor del campeonato español, quiso ganar en Pamplona jugando a lo mismo que el equipo local. Así le fue a su equipo. Mou, que según la prensa Lewinsky le había dado una"lección táctica" a Manzano en la Copa del Rey, cometió un error de bulto: Salvo que uno sea marciano, todo terrícola futbolero que se precie sabe que Osasuna juega al límite, muy físico y que es infranqueable por alto,sobre todo en el cuerpo a cuerpo. Bueno, pues el Madrid, con su mastodóntico presupuesto, jugó exactamente a eso: Propuesta jurásica, pelota en largo, búsqueda de rechaces, balón a la olla y testiculina al poder. Así que, en un combate por cada centímetro, con el balón más en el aire que en el pasto, Osasuna fue más que un Madrid decepcionante. El Madrid fue cero fútbol y mucha testosterona. Osasuna también fue cero fútbol, pero fue testosterona al cuadrado. Los rojillos encontraron su gol, se atrincheraron y pelearon a muerte. Mou, que había dado una "lección táctica" a Manzano según sus corifeos de la prensa, probó la misma medicina y sufrió una "lección táctica" de Camacho. Cabe preguntarse qué parte de la prensa se hará eco de eso.
El Madrid, exhausto (porque Mou no rota) y sin fútbol (sin Alonso es un erial), claudicó merecidamente. El triple cambio "NBA" de Mourinho, con todo perdido, remarcó aún más las miserias del libro de estilo de Mourinho. Metió a Kaká, agua. (Si a Benzema se la crucifica, alguien debería pensar qué tipo de bula eterna tiene el brasileño). Metió a Alonso, agua. (El problema del Madrid no es un nueve, sino un centrocampista generador de juego). Y metió a Adebayor, agua. (Como dice Jorge D'Alessandro, "igual hace la pretemporada en una cabina de teléfono"). Mourinho, que siempre tiene excusa para todo y siempre tiene una patada verbal en la boca para quien discrepe, ya ve al Barça a siete puntos. Queda mucho campeonato y muchos puntos en juego, pero el fútbol del Madrid es tan negativo que podría estar patrocinado por Polaroid. Y esa es la foto que retrata el fútbol de Mourinho.
Príncipe del resultado y tratado de la mala educación, "The Special One" debería echar la vista atrás y reflexionar sobre quién ha colocado al Madrid al filo del precipicio: Pidió públicamente el amparo presidencial en mitad de un ataque de histeria, fabuló conspiraciones arbitrales y se echó en brazos de Villaratos absurdos, protagonizó episodios matonistas sin precedentes, atacó la estructura del del club, ganó su caprichosa guerra del nueve, aireó su desencuentro con su superior directo y condenó a Valdano a ser un jarrón chino de la dinastía Ming, un simple elemento decorativo en los despachos. Su hoja de servicios, que genera controversia y multiplica enemigos, suma y sigue. Lo peor del asunto es que los excesos verbales de Mourinho están en relación inversamente proporcional al fútbol que practica su Real Madrid. Cuanto más habla Mou, peor juega su equipo. Cuanto más charcos pisa, menos credibilidad tiene sus sistema. Y cuantas más excusas busca, más terrorífica es la realidad. Y la realidad dice que el Madrid no funciona, no juega a nada y está a siete puntos del Barça, que conjuga ganar y gustar.
(*) Volvamos a aquel entrenador de fuste que, en 2003, no tenía reparos en reconocer que entrenar al Real Madrid no tenía demasiado mérito. Aquel técnico decía, todo firmeza y convicción, que "entrenar al Real Madrid es muy fácil. Tiene tantos y de tanta calidad que incluso su entrenador podría colocar de titulares a los once primeros que llegaran a los entrenamientos". Aquel entrenador era el míster del Oporto, en vísperas de un choque frente al Real Madrid. ¿Su nombre? José Mario Dos Santos Felix, un tal Mourinho. ¿Les suena? Todo un retrato.
Rubén Uría / Eurosport