Me referia al Nuevo Orden Mundial . Estaria paranoico si me creyese la version oficial

, el libro no me lo he leido ,
Aqui os dejo 8 años despues del 11 S
Hace ocho años el mundo se paralizaba observando a dos aviones incrustándose en las Torres Gemelas, símbolo del poderío estadounidense. Desde ese día una nueva era comenzó para toda la humanidad. Con la excusa de la “lucha contra el terrorismo”, Estados Unidos comenzó una nueva fase de expansión que lo llevó a ampliar su dominio militar y a hacer de nuestro planeta un lugar todavía más inseguro para vivir. Mientras el despliegue de soldados da pocos resultados concretos y grupos como Al Qaeda se convierten en movimientos inspiradores para una nueva generación de terroristas, ¿qué aprendimos a 8 años del 11-S?
El 11 de septiembre de 2001 la maquinaria de la guerra se echó a andar. Ocho años después todavía nadie puede detenerla.
Todos recordamos qué estábamos haciendo un 11 de septiembre hace 8 años.
Pasará el tiempo pero el recuerdo de los ataques terroristas de 2001 nunca desaparecerá. Desde ese día se repitió una y otra vez que los ataques cambiaron la historia. A partir del mismo momento en que el primer avión impactaba contra el World Trade Center, nacía una nueva guerra mundial. Como ocurrió con el ataque japonés contra Pearl Harbour, los atentados le permitieron al Pentágono llevar adelante su expansión militar.
Bajo la excusa de la “lucha contra el terrorismo” Estados Unidos dio paso a una nueva doctrina militar, la de los “ataques preventivos”. En alguno de sus discursos el ex presidente estadounidense George W. Bush dejó en claro que después del 11 de septiembre atacar después de ser atacado no era defenderse sino un suicido y que por esta razón sus fuerzas armadas iban a atacar cualquier lugar de la Tierra donde se refugiaran los terroristas de Al Qaeda o a cualquier nación que les diera cobijo. Esto llevó a que con el apoyo de la comunidad internacional se invadiera Afganistán y bajo innumerables mentiras y con menos aliados se hiciera lo mismo en Irak.
La llamada “lucha contra el terrorismo”, gracias a la constante manipulación del miedo, permitió que se limitaran las libertades de la nación que decía exportar democracia pero lo hacía con bombas. Bajo el paraguas de la lucha contra la red Al Qaeda, Estados Unidos violó sistemáticamente los derechos humanos no solo en cárceles como Abu Ghraib en Irak, o en Guantánamo, Cuba, sino también en las prisiones clandestinas que poco tiempo atrás la CIA reconoció poseer en distintas partes del planeta. Eso sumado a los vuelos secretos que -con el consentimiento de algunas naciones- le permitió a la inteligencia norteamericana transportar a quienes consideraba enemigos de los Estados Unidos.
Desde los ataques de 2001, Estados Unidos no sufrió otro atentado dentro de sus fronteras, sin embargo el mundo se siguió conmoviendo por distintos tipos de ataques devastadores. España, Gran Bretaña, India, Turquía, Argelia, Indonesia, y otros tantos países experimentaron el horror de los ataques suicidas.
Lejos de ser aniquilada, Al Qaeda siempre se mostró cada vez más fortalecida y ramificada. Irak pasó a convertirse durante años en el centro de la lucha de los radicales islámicos contra las fuerzas extranjeras. La invasión a Irak dio vida a un fantasma aún más terrible que la dictadura de Saddam Hussein, quien había sido durante años un aliado confiable de la Casa Blanca.
La guerra en ese país le mostró al mundo que las llamadas “bombas inteligentes” no lo fueron tanto y a los iraquíes que antes de “liberarlos” el bombardeo estadounidense llegaba para matar a miles de ellos y mutilar a decenas de miles más. Con la invasión llegaron los mujaidines, los radicales islámicos que vieron en esta ocupación la oportunidad de luchar cara a cara contra su máximo enemigo. Combatientes que hicieron de Irak su campo de entrenamiento.
La televisión que años antes había mostrado en vivo como se llevaba adelante el peor atentado terrorista de la historia, seguía siendo el canal por el que se transmitía la decapitación de los rehenes de Al Qaeda o el baño de sangre que provocaba la detonación de un coche bomba en un mercado repleto de personas.
Durante todos estos años, una y otra vez se dio por terminada la “misión”. Se habló de la aniquilación de Al Qaeda, de la casi captura de Bin Laden, de su “casi segura” muerte.
8 años
Al cumplirse un nuevo aniversario del 11 de septiembre está claro que la situación a nivel global desencadenada a raíz de los atentados, no solo no mejoró sino que el mundo sigue siendo un lugar aún más inseguro.
La política de “ataques preventivos” impuesta por la administración Bush generó que quienes fueron señalados como parte de un “eje del mal” en algunos casos lograran finalmente y gracias a engaños, obtener capacidad nuclear a nivel militar y otros, según distintos analistas, estén cada vez más cerca de lograrlo.
La llamada “lucha contra el terrorismo”, hizo que Al Qaeda pasara de ser un grupo terrorista a un movimiento, algo más intangible y poderoso, ya que no se trata solo de un grupo de fanáticos. La red fundada por Osama Bin Laden logró una entidad más poderosa. Esto más allá de que muchos de sus líderes fueran asesinados o capturados. Si el gobierno de George Bush logró su reelección gracias a su política del miedo y a la “ayuda” de Bin laden, Al Qaeda obtuvo cientos de suicidas más para inmolarse en Irak y otras partes del mundo.
Si bien cambió la manera de hablar sobre política en Estados Unidos, la realidad todavía no se modificó. Irak aún está en guerra. Los anuncios que buscan mostrar los logros no pueden tapar el ruido que dejan las explosiones de los coches bomba.
La otra guerra, la de Afganistán, durante años dejada a un lado por la prensa mundial por lo que ocurría en Irak, se está tornando cada vez más complicada para Estados Unidos y sus aliados.
Pakistán, poseedor de arsenal nuclear y aliado de Washington, se volvió aún más inestable. Los radicales islámicos le demostraron al Pentágono que tienen la capacidad de llegar a pocos kilómetros de la capital de esa nación islámica y el temor por que se apoderen de las bombas atómicas les quita el sueño a varios funcionarios y militares.
Mientras algunos estudiosos aun temen que los nuevos terroristas, alejados incluso de los talibanes, algún día accedan a una bomba sucia o incluso nuclear, un fantasma sigue recorriendo al mundo occidental y al mundo árabe musulmán. Es la posibilidad de que el odio, el desconocimiento y la falta de respeto de una cultura sobre la otra den luz verde a una nueva “cruzada”. Una tensionante palabra que tuvo que ser erradicada de los discursos de religiosos y políticos.
A ocho años del 11 de septiembre, más allá de las promesas, nadie logró detener la maquinaria de la guerra.
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