Es curioso como es el ser humano.Cuanto mas tiene,mas quiere.Y no esq la felicidad absoluta no exista,somos nosotros, que nunca tenemos suficiente con lo que tenemos.
Si, en lineas generales tienes razón pero al mismo tiempo te digo que si no nos marcamos metas en la vida, cual es la motivación para seguir adelante? Hay que mantener cierto equilibrio para no irnos ni al extremo del conformismo ni al de la codicia.
Sabias palabras, sí señor. Los extremos siempre se tocan, prácticamente en todo los ámbitos de la vida, y nuestras aspiraciones no son una excepción. Tan nocivo es el conformismo y la auto-complacencia como la avaricia y el ansia de alcanzar la "cima individual". Tan alejado de la realidad del ser humano es el comunismo como el neoliberalismo que impera actualmente en Occidente. Y es que, conforme pasan los años, cada vez le encuentro más sentido al justo medio aristotélico, a la tonalidad gris de la realidad del ser humano y a lo absurda que resulta la Ley del Péndulo, es decir, la perpetua oscilación del blanco al negro (vamos, los siglos XIX y XX y su ideologismo).
Con respecto a las metas personales hay que aplicar este principio. Y sobre todo ser consecuente, esto es, saber hasta dónde y en qué condiciones podemos llegar. Yo normalmente me pongo pequeñas metas que sé que puedo asumir y otras tantas que sé que a largo plazo podría conseguir, pero siempre aplicando un sistema de prioridades que permita mantener una perspectiva realista. Y desde luego, nunca ha sido ni será una meta de mi vida ser más de lo que me merezco en esta vida o "acumular riqueza". Si algo he aprendido en estos 24 años es que el dinero no da la felicidad.
Yo en la actualidad puedo decir que soy feliz, o por lo menos que no soy infeliz. Tengo amigos, buenos amigos, estoy estudiando una carrera que me apasiona, intento disfrutar de la vida todo lo que puedo
y aunque podría estar mejor, como por ejemplo tener una pareja que me quisiera, o un trabajo, o poder viajar más de lo que hago, sé que estos factores no dependen tanto de mí como de otras circunstancias y, por tanto, disfruto de lo que tengo y de lo que quizás pueda tener en un futuro.
Estamos demasiado poco tiempo en este mundo como para no intentar ser felices.