No es cuestión de conformismo, sino que resulta vergonzoso que en una ciudad que está dejada a la mano de Dios, llena de mierda, plagada de delincuencia y que está a años luz de la Barcelona que tanto amábamos algunos, su Alcalde se gaste millonadas en cuatro fuegos artificiales y cuatro canciones peliculeras para mantener contento al pueblo. Pan y circo, como dice PTT. Mientras tanto, a seguir con aglomeraciones, con problemas en los transportes públicos, con demás mierda por las calles. Ni en la antigua Roma la gente aguantaba algunas tropelías que muchos catalanes hemos de soportar en la Ciudad Condal.De todos modos este tipo de espectáculos me dicen bastante poco, de crío quizás sí que me gustaba ver cuatro lucecitas en el cielo y cuatro canciones operescas que provocan lágrima fácil o piel de gallina, pero a estas alturas de la película prefiero otro tipo de espectáculos.