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Autor Tema: PODCAST MAKINER, DESDE 1995  (Leído 33216 veces)
salesiano
Desconectado

Registro: 22-04-14
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« Responder #75 en: 17/10/25, 14:06:00 pm »

Para cuando el episodio de Madrid???

Hola,
Está todo preparado, supongo que a primero de noviembre . Gracias 😁
salesiano
Desconectado

Registro: 22-04-14
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« Responder #76 en: 18/10/25, 22:42:12 pm »

Hola,

Me lanzo un poco sobre las remembers, los orígenes y todo el rollo de siempre. Es lo que pienso y sé que también es mi verdad pero me apetece compartirlo a ver si abrimos un diálogo:


LAS REMEMBER


El romanticismo más visceral provoca en los dancers aquella ansiedad del paso del tiempo. A medida que nos hacemos mayores recordamos con más intensidad la fiesta de entonces. La música era mejor, los deejays eran mejores, el ambiente era increïble, bla, bla, bla. Parece que en cierta manera podamos volver atrás en el tiempo para revivir sensaciones y momentos. No nos engañemos pues lo malo de recordar es que guardamos lo mejor de aquella época, idolatrando el discurso.

Entre el 1994 y el 1996 las sesiones eran lo que eran, mucho entusiasmo aunque carente de coherencia y/o de profesionalidad. Se descuadraban mezclas, se pinchaban temas que nada tenían que ver y aquello de la harmonía sonaba a cuento chino. Nos daba igual! Pasara lo que pasara en la sesión lo importante era la sintonía casi mística entre cabina y pista: saltar, bailar, abrazarse, disfrutar.

Durante la primera etapa makiner ibas descubriendo el panorama musical según las propuestas de los deejays, si nacional o si de import. Aún teniendo la referencia de la Gran Europa y sus Cherrymoon Traxx, o sus Johns & Stephenson, incluso sus Jam & Spoon, aquella propuesta catalana fué capaz de sobrevivir a los grandes himnos belgas. Era una absoluta osadía saltar de un Fraktal a un Hitch Hiker & Dumont, y lo hicimos.

La escena de los primeros años fraguó así su leyenda, sin importarle los charts o las listas de los grandes sellos. Era puro descaro, un «all in» en un escaparate repleto de temas holandeses, alemanes, ingleses y belgas. Nunca miramos hacia la Love Parade, nunca asaltamos las primeras Thunderdome, però supimos coger un poco de cada zona para buscar un camino propio. Nos independizamos de las corrientes de entonces.

Surgieron himnos míticos por doquier. Al paso del 1996 el primer volumen del Xque?, el Kript-on del Skudero, el Climax (Air please) del Requena. Temas que dibujaron los años que estaban por venir en Catalunya. Un origen y una premisa, pasarlo bien con una música que ya pedía el tránsito de los 33 bpm a los 45 bpms. La velocidad, más descarada que en Holanda.

Bailamos los New Limits, nos agachamos con los Sensity World, cantamos el Love U More de Paul Elstak, música y fiesta eran una unidad, algo irrompible que nadie discutía. Apenas recuerdo algún makiner que se quejara de las mezclas, del sonido, o del olor de la sala a las doce de la noche. Errores? sí. Fallos? sí. Si hasta nos restringían el agua en los lavabos. Lo dábamos todo por bueno, ignorantes todos (cabina y pista).

Mirad, la escena makiner del 1996 al 1998 tenía lugares a los que ibas porque en la juventud no paras a mirar las cosas. Había discotecas secuestradas por los chungos de rigor fuera en Anonim, Pont Aeri o Chasis, entre otras. Todos contábamos que íbamos a pasarla bien, lo cierto es que muchas noches la sesión se giraba para algunos. Eso pasaba y hay que explicarlo, no pasa nada.

La primera vez que fuímos al Pont Aeri de Terrassa para ver a Skudero y Julio Navas nada más entrar los seguratas estaban partiendo vasos de cubata contra la pared. Decidme raro, però no es normal aunque entonces lo diéramos por bueno e incluso alentáramos a los de seguridad a tirar más. La juventud te da ese vigor del Carpe Diem (que si nos dejan, nos sumamos).

En fin, toda esa época pasó y de repente empiezan a proliferar fiestas por doquier en las que se pincha la música antigua, aunque la más comercial. Por sorpresa te encuentras bailando en una discoteca que comercializa el pasado, como si lo vivido fuera transmisible, o te entrara por osmosis.

Resulta que a la vorágine empresarial se le ocurre ganar más pasta a costa de aquel público, ya mayor, que puede sentir nostalgia de su etapa discotequera. Un acierto total lo mires por donde lo mires. Apostar por el pasado supone recuperar a un público que se va a gastar la pasta en cubatas (no como los jóvenes). La fórmula simple: pelotazo tras pelotazo, con mucho recuerdo però sin identidad (poco importa).

Es materialmente impossible alcanzar de nuevo el tiempo en que salíamos de fiesta. Es físicamente improbable situarnos en sintonía con lo que fuímos. El fenómeno del remember, no obstante, ha sido capaz de vencer a las ciencias y lo que ofrece se compra incondicionalmente, el negocio ha hecho de la música el paradigma de los cuarentones.

En el 2001 las fiestas del recuerdo eran ya una realidad y cada año el calendario fiesteril señalaba su momento y sus fieles. El escenario de las fiestas «de retroceso» fué muy osado e inteligente, pues a partir de ahí la makina como cultura se polarizó en dos bandos irreconciliables. La makina entonces se separa y aparecen seguidores y detractores con opinión y relevancia.

Dicen: - la música actual es una mierda, lo que molaba era la música de antes. - Los productores solo quieren ganar dinero, no como antes. - El ambiente de los primeros años era mucho mejor, ahora solo hay chusma y pelaos. Podríamos seguir hasta cansarnos però estos pensamientos vinieron provocados de una campaña empresarial para explotar la música que escuchábamos.

Un eslogan, un cartel llamativo, un enclave mágico, mucha promoción. Elementos necesarios para vender la idea de que una vez al año podemos volver a ser quienes fuímos bailando felices un bosque de colores. Pagamos sesenta euros por entrada para adquirir una puta pulsera cashless que llenaremos de dinero para pagar los cubatas a doce euros. Nos hacemos la foto, levantamos los brazos y enriquecemos al empresario.

Mira que teníamos prevista otra opinión para hablar del exceso de fiestas remember, de la falta de identidad de muchas de ellas, del secuestro de la movida y el sentimiento makinero, però es que todo está ligado y nuestra nostalgia alimenta a las empresas que nos convocan.

No digo que no se vaya a las fiestas «de recuerdo» porque yo voy dos o tres veces al año y me gustan. Digo que no hay debate entre la makina de antes y la de hoy pues cada generación vive de su presente, no puede viajar atrás. ¿Habéis intentado explicar a alguien lo que supone tu primera pastilla?¿Tratáis de que os comprendan cuando la piel se os eriza con un Terra Titanic? Es impossible, lo ves en la cara del otro.

Recordar, recordar, solo recordamos lo mejor y las leyendas acaban siendo eso, un relato. Una historia por la que ahora pagamos una pasta bajo la idea que, durante ocho horas, volverás a ser feliz.
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