Hombre, pues yo diría que todo lo contrario... un jugador brasileño que juegue bien, vende muuucho. Mucho más que un argentino que es el mejor del mundo (y de la historia).
Y si al final se tira a la fiesta, será dentro de 2 o 3 años, cuando se haya acomodado. Tenemos 2 o 3 años más de mandato del populacho