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« en: 30/01/21, 09:24:24 am » |
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FUENTE: EL ESPAÑOL ARTÍCULO: BLAIS CEDEIRA
Fernando Gallego, alias 'Nando Dixkontrol', legendario DJ de la escena de la música mákina en Barcelona y de la ruta del Bakalao, sale del local que tiene habilitado como vivienda en la zona del Clot, un barrio de Barcelona. Es 22 de octubre de 2020. No va montado, como otras veces, en el patinete eléctrico con el que suele recorrer su amada Ciudad Condal. En esta ocasión sale a pie, y lleva consigo un carro de la compra, en cuyo interior transporta 31 kilos de sulfato de anfetamina, una droga mayormente conocida como speed. Toma la calle confiado, como muchas otras veces, sin sospechar que alguien lleva muchos días observándole. Alguien que está a punto de abordarle.
Apenas pone un pie en la calle a las puertas de su casa, los agentes de la Policía Nacional y de la Guardia Civil le dan el alto al verle realizando ese sospechoso transporte y confirman sus sospechas. Después de comprobar el material que lleva encima, le esposan. Luego irrumpen en el inmueble del que acaba de salir. Allí encuentran gran parte de lo que buscaban.
Los agentes localizan nada más entrar los elementos que han propiciado ahora su caída a los infiernos y su ingreso en prisión: un kit de cocina provisto de todo tipo de aparatos para la adulteración y elaboración de drogas sintéticas.
En total, 174.000 pastillas de MDMA clasificadas a la perfección, con tres tipologías y tres logos bien diferenciados. Tres variantes, según expertos consultados de la Brigada Central de Estupefacientes de UDYCO Central de la Policía Nacional, caracterizadas como sustancias de alta peligrosidad para la salud de la ciudadanía. Además, una gran cantidad de garrafas en el trastero de la casa.
Gracias a ese y otros hallazgos, los investigadores constataron que estaban ante uno de los puntos de distribución de la gran organización a la que seguían desde semanas atrás. El lugar en el que Nando dormía hallaron diversos recipientes, cristalería, bidones repletos, taladros eléctricos modificados como batidoras, medidores e incluso máquinas de envasado al vacío. Aquel lugar era también un laboratorio.
Dicen a EL ESPAÑOL fuentes judiciales que conocen a fondo los hechos que Nando era, presuntamente, uno de los encargados de custodiarlas, distribuirlas y venderlas a otras organizaciones criminales. Lo que tenía allí dentro, además era el segundo laboratorio de la organización que los agentes localizaban en Cataluña. Era tan solo la primera fase de un descomunal operativo que se alargó hasta la pasada Navidad.
El célebre Dixkontrol caería finalmente detenido junto a otras 11 personas de nacionalidades holandesa, española, rumana, colombiana e italiana, por los delitos de tráfico de drogas, pertenencia a organización criminal y tenencia ilícita de armas; ocho, entre ellos Nando, ingresaron en prisión. En una operación conjunta de la que se dio cuenta hace casi un mes, agentes de la Policía Nacional y de la Guardia Civil lograron asestar el mayor golpe de la historia al tráfico de drogas sintéticas en España.
827.000 pastillas La trama desarticulada, y a la que Nando presuntamente pertenecía, era la principal organización criminal encargada de la elaboración y suministro de este tipo de sustancias consumidas en todo el territorio nacional. Como resultado de las pesquisas se logró la mayor incautación de drogas de síntesis nunca realizada en nuestro país. Una aprehensión, dicen investigadores del caso, cuyo volumen jamás se había visto.
Las cifras de los registros a lo largo de las tres fases de la investigación resultan astronómicas: 827.000 pastillas de MDMA (200 kilogramos), 76 kilogramos de sulfato de anfetamina(speed), 39,5 kilogramos de cristal, 217 litros de anfetamina líquida -con una capacidad de producción de 738 kilogramos de speed-, 310 kilogramos de hachís, 89 kilogramos de marihuana, 2.000 dosis de LSD y 1,65 kilogramos 2CB, la mal llamada cocaína rosa, una sustancia en polvo sintetizada a partir de LSD y MDMA.
También se aprehendieron 126 litros de ácido sulfúrico, seis litros de ácido clorhídrico, tres litros de acetona, 20 kilogramos de sustancia de corte y 25 litros de diversos líquidos precursores. Todos ellos eran empleados en la fabricación de diversas drogas sintéticas.
'Cocineros' y camiones con doble fondo No tardaron mucho los agentes en darse cuenta de las dimensiones de la organización que tenían ante ellos. El clan mantenía un elevado nivel de producción, incluido durante los meses del confinamiento. Los eventos de ocio donde se consumen estos estupefacientes no estaban funcionando debido al avance de la pandemia de la Covid-19 en todo el territorio. Pese a ello, los 'cocineros' de esta organización continuaban la fabricación a un ritmo inusual.
Además del local en el que dormía el famoso Dj, la organización poseía otro enclave para elaborar la droga. Un gran laboratorio, oculto de manera clandestina en un chalet de una lujosa urbanización de Granollers, a las afueras de Barcelona. También tenían a un experto químico en nómina. Un avezado cocinero que vivía en Sevilla y se desplazaba ex profeso hasta Cataluña para cocinar. Al más puro estilo Heisenberg, el protagonista de Breaking Bad, el joven permanecía cocinando durante horas e incluso días el el interior de la casa.
Esta pata de la trama, tanto la localización de la guarida en la que Nando ocultaba la droga como el desmantelamiento del gran laboratorio, se resolvió en la primera fase de la operación. En la segunda se descubrió el modo en que introducían en España la mayor parte de los productos que empleaban para producir la droga.
Los grandes nombres de la organización se marcharon a Marbella e Ibiza para eludir las investigaciones policiales. Continuaron su negocio desde allí. Los agentes les siguieron y detectaron movimientos sospechosos a mediados de noviembre.
El día 17 les vieron introducir dos vehículos clásicos y dos transformadores de alta tensión en un gigantesco tráiler. El camión cruzó la península, sin sospechar que era seguido de cerca por los investigadores.
Al llegar a la frontera con Francia le dieron el alto. Ahí destaparon las conexiones holandesas de quienes operaban en España. Los transformadores disponían en su interior de un doble fondo con capacidad para trasladar cientos de kilogramos de marihuana de alta calidad en cada viaje. Estaban dotados de un sofisticado sistema para ocultar la droga con discreción.
Era esa hierba la que les servía para para financiar o sufragar el MDMA, el cristal y la anfetamina líquida que luego movían en España. El clan enviaba grandes cantidades de hachís y marihuana, procedentes de Málaga y de Barcelona, para su posterior venta en Holanda y en el Reino Unido. Una vez entregados en Holanda los fardos de hachís o las bolsas envasadas al vacío con la hierba, se aprovechaba el viaje de vuelta de esos mismos transformadores, en camiones de esas características, para transportar la droga sintética a suelo nacional.
En la tercera fase, ya localizados los integrantes de la organización, Guardia Civil y Policía coordinaron un asalto coordinado en todo el territorio. Nunca, solo una vez en Holanda, se había logrado requisar a una organización criminal un botín de estas características. Una buena parte se escondía en la casa del famoso genio de la música electrónica.
El rey de la 'mákina' Dentro del local en el que Nando vivía los investigadores no solo encontraron las sustancias y los bártulos que le han llevado a prisión. También hallaron sus discos de vinilo, colocados meticulosamente, en una gran estantería, y delante los platos y las mesas de mezclas, las herramientas básicas de una profesión que lo encumbró al Olimpo de las noches de finales de los 80 y de mediados de los 90 en Barcelona y alrededores.
Cuando hace 25 años el sonido 'mákina' dio el relevo a la Ruta del Bakalao, allí estaba él para ser uno de los protagonistas de esas noches de sábado interminables que siempre se prolongaban hasta el lunes. Eran las armas sonoras que le llevaron a abanderar aquel fenómeno musical.
A finales de los 80, algunos DJ comienzan a hacerse un nombre por su carisma, su estilo o sus mezclas. Poco antes el pinchadiscos no era nada más que la persona que ponía la música en una discoteca. Incluso se situaba de espaldas a la audiencia. Hubo un punto de inflexión en que sus nombres comenzaron a aparecer en los carteles promocionales y a convertirse en marcas, tal y como los conocemos en la actualidad. El DJ encumbrado como estrella de un espectáculo. Nando Dixkontrol, siempre teñido de rubio, antes con larga melena, fue, acaso, el precursor de esa figura.
A mediados de los 90 la fiesta se estaba acabando en Valencia. El Bakalao daba sus últimos coletazos, y las salas levantinas próximas a la playa iban cerrando sus puertas. La masificación, las trabas administrativas y la presión de la prensa mataron aquella ruta. La movida se había trasladado a Cataluña y los nuevos santuarios del ocio nocturno eran naves en los polígonos industriales de Cornellà, Terrassa, Sabadell o Mataró, localidades del área metropolitana de Barcelona. Dixkontrol pinchaba en uno de aquellos garitos, la sala Psicódromo, auténtico embrión de la música mákina.
Pero a él ya le había dado tiempo de sentar cátedra allí, en la Ruta de Bakalao. "A Nando Dixkontrol lo conocí viéndolo pinchar en una sala de Valencia y flipé desde el primer momento. Aún no me dedicaba profesionalmente a la música y ya quería hacer las cosas que hacía él. Fue un visionario que empezó a ver al DJ como un producto” rememoraba un DJ catalán de la época en un reportaje publicado en EL ESPAÑOL en el año 2016.
Hace unos años, en una entrevista en El Periódico de Cataluña, Nando Dixkontrol le contaba al periodista y escritor Kiko Amat cómo llegó a patentar unas sesiones tan épicas como interminables. "Nos encerramos en el puto garito a meter una sesión de maquineo industrial durante 22 horas (...). Estábamos del lado de las brujas. De doce a doce de viernes a sábado, y lo mismo de sábado para domingo".
La vida frenética de Dixkontrol se fue apaciguando con el paso de los años. En 2013 anunció su retirada. Seguía pinchando ocasionalmente para fiestas makineras. En 2017, en un documental titulado Ciudadano Fernando Gallego: Baila o muere, repasaba su azarosa y longeva trayectoria.
Cuando los agentes de la operación le detuvieron, comprobaron que era él, entre otras cosas, gracias a ese inconfundible tatuaje que le cruza de un lado a otro la espalda: un enorme "GRACIAS" a quienes le han seguido a lo largo de las últimas décadas.
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