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Autor Tema: SOBRE LAS CRISIS MIGRATORIAS: UN ARMA DE GUERRA  (Leído 269 veces)
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« en: 06/12/21, 10:04:16 am »

CRISIS MIGRATORIAS: UN ARMA DE GUERRA

Durante el otoño de 2021, hemos visto cómo la guerra fría entre la OCS (el bloque anti-OTAN integrado por Rusia, China, Irán…) y la Unión Europea (UE) ha provocado varios choques en la frontera bielorrusa con Polonia.

Bielorrusia en estos momentos es políticamente una colonia rusa, que a finales de 2019 la UE trató de desestabilizar políticamente, usando exactamente la misma argucia que la UE utilizó en Ucrania en 2014, que fue lo que desembocó en la Guerra del Donbass que sigue en activo.

Estamos acostumbrados a escuchar el argumento de por qué se provocan las migraciones. Familias enteras que huyen de la guerra, la corrupción, el hambre, la miseria, la persecución (religiosa, política y/o étnica); pero nunca se analiza el factor político de las migraciones, ni el juego sucio que los países, a lo largo de la historia, han hecho de las constantes crisis migratorias para sus fines políticos.

Que la política ha usado a las migraciones como arma de guerra es tan viejo como el mundo. Sin embargo, lo que estamos presenciando en nuestros tiempos contemporáneos es ya la deshumanización de vidas que verdaderamente lo están pasando muy mal. Potencias que no tienen nada que ver con las etnias de los emigrantes, juegan con esas vidas humanas para desestabilizar a las potencias rivales.

La Biblia, en los comienzos del Antiguo Testamento, nos narra una crisis migratoria. El Génesis es la historia de unas tribus nómadas que se asientan en Egipto y, tras siglos de permanencia en Egipto, los hebreos se convierten en un gran problema demográfico para los egipcios, de ahí los sucesos del Éxodo en los que el faraón decreta la matanza de niños hebreos para controlar la población y, a su vez, somete a los hebreos a condición de esclavos. Posteriormente la propia Biblia nos presenta otra crisis migratoria, el retorno de las tribus de Israel a la Tierra Prometida, con las guerras, exterminio y mestizajes que eso conlleva.

El Corán también plantea la tesis del mestizaje como medio de conquista, e incluso plantea el uso de la taqiyya (permiso para pecar) siempre y cuando se mantuviera pura la raza conquistadora islámica. Un planteamiento parecido sostuvo la reina Isabel “la Católica” en los inicios de la conquista de América que, dejando a un lado la Leyenda Negra y las glorias militares españolas en el continente americano, el mestizaje (mucho más abierto que el sostenido por el Corán) fue precisamente lo que hizo posible que unos pocos europeos dominaran todo un continente sin necesidad del exterminio.

Ahora la situación es completamente muy diferente, los emigrantes no son clanes ni pueblos, ni tampoco son aventureros que van a tierras extrañas bajo la protección de su reino; sino que son familias e individuos independientes. En su mayoría no les mueve el afán de conquista (hay un sector minúsculo que hace mucho ruido que sí lo tiene), la mayoría solo busca prosperar en algún lugar al que llamar “hogar”, y lo hacen guiados por lo que ven en las películas occidentales, en los periódicos o en la televisión. Quieren lo mismo que tenemos los occidentales.

El modo de vida occidental es de por sí un generador del efecto llamada, para una población que vive en unas condiciones muy pobres, y que encima corre peligro de muerte en el lugar en el que vive; si a eso le sumamos unas políticas muy bien intencionadas de acogimiento de inmigrantes, pero que luego se les abandona a su suerte en las calles de las ciudades europeas. Entonces se genera la alta tasa de criminalidad que hay en la población extranjera llegada a los confines de la UE.

Marruecos, Argelia, Túnez, Libia y Turquía son precisamente el foco de mafias de tráfico de personas, por no decir que estos Estados sacan ganancia con ello. Todos estos países reciben dinero de la UE para contener a la emigración, y mientras los europeos tienen la esperanza de que estos países están tomando medidas humanitarias, en realidad estos Gobiernos se lo toman como un soborno, que crece y aumenta de cantidad cuando no obtienen lo que políticamente quieren o, simplemente, cuando hay que sacar dinero de alguna parte.

La OCS aprendió la lección cuando se produjeron los roces entre Turquía y la UE entre 2014 y 2016. Las relaciones de Occidente con Turquía se estaban caldeando muchísimo, hasta el extremo que Turquía organizó una serie de avalanchas de refugiados; que no solo trataron de llegar a Grecia a través del Egeo y atravesando la frontera de Turquía con Grecia y Bulgaria, sino que el Gobierno turco llegó a facilitar a los emigrantes los medios para navegar por el mar Negro, con destino  a Bulgaria o Rumanía.

Desde 2014, el índice de criminalidad en Europa ha crecido, especialmente la tasa de violaciones. En Alemania, la popularidad de Angela Merkel está en recesión, mientras que en Francia, la derecha nacionalista prácticamente ha hecho que la derecha liberal desapareciera; y todo ello desde que en 2014 comenzó a incrementarse las violaciones realizadas por inmigrantes, en su mayoría. Un fenómeno que no es en absoluto ajeno en los diferentes países europeos. Si a esto le sumamos el perpetuo intento de silenciamiento sobre la criminalidad inmigrante; podemos decir que la OCS ya ha encontrado un arma con el que hacer tambalear a los Estados europeos.

Siendo consciente la OCS de que en Europa hay una amplia corriente poblacional que antepone el sentimentalismo a la lógica, y de que las políticas integradoras chocan de bruces contra los medios de los que disponen los medios gubernamentales europeos, Rusia ya ha movido ficha para contraatacar en el “frente” bielorruso. Ya que la UE movilizó a los europeístas para tratar de derrocar a Aleksandr Lukashenko, la OCS ha decidido devolverle la moneda a la UE, eligiendo muy bien el momento:

¡Justo cuando Polonia pretende anteponer su soberanía nacional por encima de las políticas comunes europeas, y cuando existe la posibilidad de que Polonia haga un referéndum para salirse de la UE!
Mientras Polonia y la UE se encuentran en un momento delicado en sus relaciones diplomáticas, la OCS ha aprovechado el momento para añadir más leña al fuego con una crisis migratoria. Rusia y Bielorrusia han pagado a Turquía para que les “preste” unos cuantos refugiados, que fueron trasladados de los campos de refugiados a Minsk en aviones militares. Jugando con vidas que tienen sus ilusiones en tener una vida próspera en suelo europeo.

Por desgracia, muchas vidas humanas realmente sufren y solo buscan un lugar próspero al que llamar “hogar”; se han convertido en fichas de un juego muy sucio entre potencias, quedando deshumanizadas por completo y, en algunos casos, llegando a perder la vida por un sueño que no es más que un espejismo; porque mientras que la UE se da aires de humanitarismo ante las cámaras, al no haber medios suficientes para garantizar el bienestar a la población local y a los inmigrantes, son los inmigrantes los que acaban siendo abandonados a su suerte en la calle.

FUENTE: Luis Alberto Maximiliano María Sandoval - Diciembre de 2021
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