El sector turístico, como no podía ser de otra manera, siente los estragos de la crisis. Hoteleros y restauradores coinciden en que las reservas de último minuto son lo único que está salvando el sector, además de las suculentas ofertas para que nadie decida quedarse en casa este verano. Con este panorama a la vista muchos son los que se han decantado por ir al pueblo familiar, o lo que en la costa del sol han bautizado como las tres ‘p’: playa, pollo y pipas.
Y en medio de todo este aire pesimista en torno al turismo, un nuevo modo de vacaciones comienza a tomar fuerza en España. Es nuevo para los españoles, pero no así para muchos países del norte de Europa o EEUU y Canadá, donde ya está arraigado el "intercambio de casa".
¿En qué consiste?
El concepto se explica por sí mismo: es algo tan sencillo como cambiar la casa propia por la de otra persona durante el periodo vacacional. Para ello, empresas como
www.intercambiodecasa.es, hacen de intermediarios entre los implicados en el intercambio. Tal y como explica su directora, Estíbaliz Martínez, ellos ponen en contacto mediante su web a todos aquellas personas que previamente se han inscrito con la intención de intercambiar su vivienda. Es necesario pagar una cuota anual, de 45 euros, que da derecho a mantener contacto con el resto de los usuarios del mundo. Una vez inscritos podrán buscar casas de intercambio por todo el planeta.
Se puede encontrar de todo, desde un apartamento en Manhattan hasta un piso de tres dormitorios en el centro de Santo Domingo. A pesar de que “en España somos aún algo desconfiados”, según Estíbaliz, hay muchas barreras que se están rompiendo, y cada vez más gente y de perfil más variado, se anima a este modo vacacional. En la web se puede encontrar todo tipo de información útil acerca de la casa, sus alrededores, equipamiento, y por supuesto fotos para que entre por los ojos.
Un claro ejemplo
Para que esto funcione, lo más importante es la confianza mutua, así lo asegura también Carlos Mora, un cliente de
www.intercambiodecasa.es que ya ha probado la experiencia. Él tiene un piso muy acogedor en pleno centro de Madrid, un lugar privilegiado por el que cualquier turista extranjero que quisiera conocer la capital de España estaría dispuesto a pagar una alta suma debido a su ubicación. Para Carlos fue sencillo, quería conocer París, y encontró una pareja con una niña que quería conocer Madrid. Ellos también poseen un piso en el centro de la ciudad del Sena, por lo que se pusieron en contacto mediante la web, y al poco tiempo Carlos se encontraba disfrutando de sus vacaciones en Francia. "Si alguien quiere robarte, no va a recorrer miles de kilómetros y pagar un viaje en avión" asegura Carlos, que defiende su confianza en el sistema de intercambio con este argumento. Todo salió bien y volverá a repetir la experiencia.
Por su lado Estíbaliz Martínez anima a que se pierda el miedo a prestar la casa, aún así, para los más desconfiados, su empresa proporciona un contrato tipo en el que las partes implicadas pueden acotar los usos y disfrutes de las viviendas de mutuo acuerdo.
Es ésta, en definitiva, una manera distinta de encontrar el lugar perfecto de vacaciones sin tener que desembolsar un solo céntimo por el alojamiento. Es para pensárselo.
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